Volatilidad

La volatilidad es vista con frecuencia como negativa en tanto que representa incertidumbre y riesgo. Sin embargo, la volatilidad puede ser positiva en el sentido de que puede permitir obtener mayores beneficios si se sabe medir de forma adecuada. Claramente a mayor volatilidad mayor es la rentabilidad que se puede obtener.

La posibilidad de obtener beneficios mediante mercados volátiles es lo que permite a los agentes de mercado de corto plazo obtener sus ganancias, en contraste con la visión del inversionista de largo plazo mediante la estrategia “comprar y mantener”.

Podemos obtener rentabilidad de nuestras operaciones de dos maneras: Al alza con una posición larga, que consiste en comprar acciones a un precio determinado una vez que identificamos que nos encontramos en una tendencia alcista, para su posterior venta en rangos de precios más altos que los de compra. Por el contrario, en el caso de estar en una tendencia bajista también podemos obtener beneficios operando a la baja o por “venta corta”, vendiendo acciones a precios altos para recomprarlas a precios más bajos; determinadas corredoras vinculan este tipo de operaciones “en corto” a comisiones crediticias (derivadas del ‘préstamo’ de los títulos al vender previamente a la compra).

La volatilidad es la desviación estándar del cambio en el valor de un instrumento financiero con un horizonte temporal específico. Se usa con frecuencia para cuantificar el riesgo del instrumento a lo largo de dicho período temporal. Para un instrumento financiero cuyo retorno sigue un paseo aleatorio, la volatilidad se incrementa según la raíz cuadrada del tiempo conforme aumenta el tiempo. Conceptualmente, esto se debe a que existe una probabilidad creciente de que el precio del instrumento esté más alejado del precio inicial conforme el tiempo aumenta. La volatilidad histórica es la volatilidad de un instrumento financiero basado en retornos históricos. Esta frase se usa particularmente cuando se desea distinguir entre la volatilidad efectiva de un instrumento en el pasado de la volatilidad actual debida al mercado.

Algunos tipos de activos experimentan periodos de volatilidad alta y baja. En algunos momentos los precios pueden subir o bajar rápidamente, mientras que en otros pueden parecer estancados. Los períodos en los que los precios caen rápidamente (un crash) son seguidos, frecuentemente, por periodos en los que los precios caen aún más, o suben de forma inusual. Igualmente una subida rápida (una burbuja) es seguida, con frecuencia, por subidas o bajadas de una amplitud inusual. Los períodos de pequeñas variaciones en los precios también pueden prolongarse en el tiempo. Generalmente, los movimientos extremos no aparecen ‘de la nada’; son presagiados por movimientos más amplios de lo usual.

La volatilidad es un indicador que pretende cuantificar las probabilidades de cambios bruscos en los precios de los distintos valores en función de diferentes variables económicas: riesgo soberano, riesgo de tasa de interés, riesgo cambiario, riesgo político, etc. De acuerdo a estos parámetros, se habla de un título de “alta volatilidad” cuando este título puede mostrar variaciones importantes (a la alza o a la baja) dependiendo de las condiciones imperantes en los mercados financieros.

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